31.10.09

DEPORTE EN EQUIPO, UN BENEFICIO PARA TODOS


Deporte en equipo, un beneficio para todos
Un estudio reciente confirma que los padres pueden sacar provecho de las ventajas que la práctica deportiva aporta a los hijos


El deporte en equipo no sólo beneficia a los niños, sino también a los padres. Un nuevo estudio constata que unos y otros practican las mismas conductas en el campo que en las gradas. Por este motivo, entrenadores y progenitores deben ser conscientes de la labor socializadora que ejercen sobre el menor.

Autor: Por NÚRIA LLAVINA RUBIO Fecha de publicación: 7 de septiembre de 2009

Los padres que consideran el deporte como parte de la experiencia educacional de los hijos pueden beneficiarse de su aprendizaje, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Purdue, en Indiana (EE.UU.). El ejercicio organizado y en equipo aporta ventajas a los más pequeños: actividad física, autoconfianza, amistad, concentración, perseverancia, disciplina... Pero los investigadores aseguran que esto puede afectar en la misma medida a los padres. La revista "Journal of Sport and Exercise Psychology" ha publicado estas conclusiones.

En el trabajo, realizado con varias familias con hijos que practicaban deporte, los científicos analizaron el modo en que éste cambia la vida. Hallaron que, mientras los niños amplían su círculo de amistades y aprenden a trabajar en equipo, los padres llevan a cabo el mismo comportamiento desde las gradas (con los otros progenitores). También mejora la comunicación entre los padres, en referencia a la organización logística de la práctica deportiva (compartir viajes) y las habilidades para gestionar el tiempo de forma eficiente. Mientras algunos aseguraron mantener las amistades después de que su hijo abandonara el deporte, otros manifestaron una pérdida emocional importante tras no hacerlo.

Una cantidad significativa de padres se mostró orgulloso de sus hijos. Incluso refirieron motivación por aprender el deporte que estos practicaban y algunos se plantearon iniciarse en la práctica.

Predicar con el ejemplo
Las formas de conducta de los niños no son casuales, responden a cuestiones que padres y entrenadores les muestran en cada momento
En casos extremos, los beneficios que aporta el deporte de equipo pueden volverse en contra de padres e hijos. Ocurre cuando los progenitores se implican demasiado y toman (y transmiten) decisiones que corresponden al entrenador. A pesar de que la mayoría de los padres no se ajustan a este estereotipo, conviene conocer que ciertas actitudes pueden alterar el trabajo planificado del entrenador.

El concepto de figura significativa es primordial en los niños. Cuando se practica un deporte, se genera un triángulo que incluye en cada vértice a los personajes implicados en su práctica: el propio niño, el entrenador y los padres. Estos dos últimos grupos deben ser conscientes de la labor socializadora que ejerce cada uno en el niño. Los padres educan y los entrenadores enseñan y forman a través del movimiento. En todo momento, estas figuras significativas son evaluadas por el inconsciente del niño, que interioriza sus pautas de comportamiento como valores correctos. Las formas de conducta y las reacciones de los menores no son, por tanto, casuales. Responden a las actitudes que el entorno les muestra. De ahí la necesidad de que los padres reconozcan cuál es su papel dentro del escenario deportivo.

En el estudio, varios padres declararon que sus hijos "les habían regañado" por chillar fuerte desde las gradas. Esta actitud hizo reflexionar a la mayoría, que mejoró su comportamiento. Uno de los padres, incluso, destacó una autoevaluación al comprobar cómo le miraban los demás padres tras la observación de su hijo.

Algo de qué hablar
Alan Smith, profesor de salud y kinesiología en la Universidad de Purdue (EE.UU.), asegura que no es en absoluto extraordinario que los padres conecten bien entre ellos, si bien le sorprende la intensidad de esta conexión. "La mayoría se ven a sí mismos completamente diferentes tras la práctica de sus hijos en un deporte", afirma. "Éste actúa como plataforma en la relación entre padres e hijos, y algunos aseguran que les ha dado por fin algo de qué hablar".

Un artículo de la pediatra Tammy C. Tempfer, de la Universidad de Buffalo (Nueva York, EE.UU.), presentado en la 26ª Conferencia anual de la National Association of Pediatric Nurse Practitioners (NAPNP), ofrece recomendaciones a los padres para que el deporte sea beneficioso para los hijos:

Animarles a la práctica deportiva, pero sin presionarles. Hay que dejar que escojan ellos mismos la actividad y permitirles abandonar en cualquier momento.
Hablar con el hijo para entender qué espera del deporte y ayudarle a cumplir sus objetivos, que han de ser realistas.
Marcar límites de participación. Determinar si el niño está preparado, en un plano físico y emocional, para jugar en cada momento.
Asegurarse de que el entrenador está cualificado para guiar de forma correcta a los niños en su práctica deportiva.
Mantener la victoria en perspectiva y conseguir que el hijo sienta lo mismo.
Ayudar a los menores a entender el valor del aprendizaje a través del deporte, así como la responsabilidad hacia los compañeros y el entrenador, y la disciplina en los momentos necesarios.
No entrometerse en el trabajo del preparador y comunicarse con él sobre las enfermedades o condiciones médicas de los hijos para asegurar una práctica deportiva segura.

ACTITUDES NEGATIVAS HABITUALES

El mismo artículo de la National Association of Pediatric Nurse Practitioners presta atención a las actitudes negativas paternas que pueden contribuir a finalizar la práctica deportiva. En ocasiones, los padres no respetan el área que deben ocupar durante los partidos. En lugar de mantenerse en las gradas, entran en el terreno de juego e invaden la zona del entrenador. Le aconsejan, incluso, a él y a los hijos cómo desenvolverse en el campo. Esta actitud genera confusión en el niño, que no sabe a quién debe obedecer.

La falta de respeto al público y al entrenador del otro equipo es otra una actitud negativa. El menor puede sentir vergüenza por la reacción de sus padres o seguir este modelo de conducta. Por último, el artículo insta a animar al equipo del hijo, mostrar interés y entusiasmo, controlar las emociones, hablar con el entrenador cuando éste lo pida y agradecerle, de vez en cuando, la forma en la que ha llevado a cabo el evento deportivo.

FUENTE: Consumer Eroski - www.consumer.es

20.7.09

FELIZ DIA DEL AMIGO PARA TODOS!!!!!!



FELIZ DIA PARA TODA LA GENTE AMIGA DEL HOCKEY DEL CAE!!!!

GRACIAS POR ACOMPAÑARNOS SIEMPRE!

15.7.09

LA DISCIPLINA EN EL DEPORTE - RESPONSABILIDAD



La disciplina en el deporte, forma de imposición y aplicación.

La responsabilidad

El deportista acepta, comprende y cumple las normas por que tiene la certeza (sin lugar a dudas) que el acatamiento de las reglas del entrenador son la única forma de consecución de los objetivos.

¿Que es responsabilidad:? Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.

Teóricamente debería ser la manera por excelencia para aplicar disciplina en el deporte. Ya que el deportista y el entrenador tienen el objetivo común de conseguir ciertos objetivos. Al tener los mismos objetivos la “responsabilidad” de cada uno de ellos, hará que actúen en consecuencia.

El entrenador cree necesario el entrenamiento del domingo por que por sus conocimientos y experiencia sabe que es necesario y el deportista sabe de estos conocimientos y de objetivo único de los dos y por tanto acude el domingo al entrenamiento.

¿Pero qué pasa si el deportista esta bajo de moral o el deportista han cambiado sus objetivos y ahora no son los mismos que los de su entrenador? Aquí viene el problema de usar esta forma como única manera de imposición de disciplina. Solo se puede usar si el deportista y el entrenador tienen perfectamente pactado los objetivos y las formas de entrenamiento.

Ni el entrenador ni el deportista son maquinas. Son personas que dudan, fallan y se equivocan. En esta forma de imponer disciplina hace falta “Fe”, y hasta la “fe” en las religiones crea dudas e incumplimientos, y eso que se supone que el “Dios” es infalible y siempre tiene la razón.

Es la manera más complicada de imponer disciplina, ya que el deportista tiene que tener “fe” en su entrenador y este tiene que explicar y motivar cada norma.

“Voy a ir a entrenar el domingo por que mi entrenador dice que es imprescindible para poder estar preparada en el próximo campeonato”

Aunque haya opinado que no puede usarse esta forma de disciplina como única, también opino que tienen que ser la base para la aplicación de la disciplina y desde esta forma de “responsabilidad hacia el objetivo con disciplina” usar las otras dos que se detallan en estos textos.

Rasgos positivos:

Cuando el deportista piensa que su entrenador es el más adecuado para la consecución de los objetivos no solo se podrá conseguir disciplina si no también una alto grado de motivación.

Con la “fe” en el entrenador por parte del deportista, este podrá conseguir objetivos más allá de los propios del entrenamiento, como pueden ser el seguimiento de la dieta deportiva, del control del peso o de las salidas nocturnas, aunque no pueda controlar estas variables ya que no se realizan en el centro de entrenamiento o en el club. El deportista no necesitara estar vigilado, ya que esta auto motivado y tiene una gran responsabilidad adquirida.

Rasgos negativos:

Cualquier cambio en la motivación del deportista o del entrenador puede socavar esta “fe” así como resultados deportivos adversos.


FUENTE: todonatacion.com

9.7.09

LA DISCIPLINA EN EL DEPORTE



La disciplina, en el deporte

Como suelo decir un poco exageradamente a mi nadadores la disciplina es sinónimo de deporte, por favor no tomen esto al pie de la letra.

Siguiendo las corrientes psicologías del doctor Paul Muon (1906) y continuadas entre otros por el psicólogo Michael Cole (2005), en las que proponen y detallan las tres formas básicas de imponer disciplina, ya sea en la sociedad, en la familia o en el deporte.

Aunque actualmente en el mundo de psicología se esta tratando la disciplina de la forma que autores como Jane Lot o Jane Nelsen en “disciplina positiva”, esta forma casi democrática de imposición de la disciplina resulta imposible en el deporte de competición.

En los siguientes escritos intentare desde la explicación teórica de las tres formas de imponer disciplina partir de un caso muy práctico y también muy usual en el mundo del deporte. Un deportista que se encuentra con el dilema de ir o no ir a realizar un entrenamiento un domingo por la mañana. Como afrontara este hecho desde las tres formas de imposición de la disciplina deportiva.

Antes definamos un poco ¿que es disciplina?: Doctrina e instrucción de una persona para el cumplimiento de unas normas. (adaptado RAE)

El cumplimiento de la disciplina en el deporte ayudara al deportista a conseguir los objetivos de forma más eficiente. Es decir, podrá llegar antes o mejor a la consecución de los objetivos. Se puede ser un gran deportista sin ser especialmente disciplinado, pero como dice el texto anterior, será siempre más fácil y rápido, si se es disciplinado.

En el entrenamiento básicamente la disciplina la pone el entrenador y la consigue el deportista. Pero no podemos olvidar a los médicos, dietistas o psicólogos que dan consejos que se suponen se han de seguir por el deportista.

En las competiciones la disciplina son las normas/reglas de competición que distintas autoridades la representan como son los jueces, árbitros y demás.

Las tres formas de imponer y aplicar la disciplina

Antes de nada decir que es difícil encontrar un entrenador o entrenadora que use solo una forma de aplicación de la disciplina, lo usual es una combinación de dos o de las tres formas.

Lo aconsejado seria usar una combinación de las tres formas en función de la edad y de forma casi personalizada.

Partamos del ejemplo anterior del deportista que duda si ir o no ir a un entrenamiento el domingo por la mañana y tiene como objetivo ir al próximo campeonato internacional.

Primera forma: La autoridad y el castigo

La norma del entrenador: “El que no venga el domingo a entrenar no irá al próximo internacional”

El deportista razona: “Voy a ir a entrenar el domingo ya que si no mi entrenador no me inscribirá en el próximo internacional. “

Segunda forma: La responsabilidad.

La norma del entrenador: “El que no asista al entrenamiento del domingo no estará preparado para competir en el próximo internacional.”

El deportista razona: “Voy a ir a entrenar el domingo por que mi entrenador dice que es imprescindible para poder estar preparada en el próximo campeonato”

Tercera forma: El sentimiento.

La norma del entrenador: “Me voy a enfadar mucho con el que no venga el domingo al entrenamiento”

EL deportista razona: “Voy a ir al entrenamiento del domingo porque no quiero que mi entrenador se enfade conmigo.”

Nota del autor a los psicólogos y purista del tema: Estas ideas psicologías sobre la disciplina están extraídas de los autores arriba mencionados. Tales autores encaminan sus escritos hacia la disciplina escolar, civil y familiar y no hacia la deportiva. He realizado las adaptaciones que he creído convenientes basándome en mi experiencia práctica como deportista de competición y como entrenador de competición durante más de veinte años.

Javier Solas, 2007

Fuentes, citadas en los textos.

FUENTE: todonatacion.com

20.6.09

FELIZ DIA PAPIS!!!!!!!



FELIZ DIA A TODOS LOS PAPIS DEL HOCKEY DEL CAE!!!!!!!!!!!

15.6.09

ACTITUD + APTITUD = ÉXITO


Plantel Superior Subcampeón 09 Torneo Apertura ASH

“Si a menudo focalizan sus pensamientos en lo que ustedes desean, éstos, finalmente se manifestarán”
(Saint Germain)

A menudo, tanto por haber realizado tareas en la esfera dirigencial en instituciones deportivas como por habernos comprometido en ese fascinante (aunque por momentos agotador) rol de ser padre de un deportista, hemos escuchado frases como éstas: “Hubiéramos podido ganar los 4x100 libres si fulanito, hubiera puesto lo que tenía que poner”, o bien, “El entrenador me ve con condiciones para correr los 100 mariposa, pero la verdad es que yo no me imagino en esa prueba”.
A veces también son los propios entrenadores quienes con sus prédicas pre y post-competencia nos proveen de un vasto material para el análisis, en sentencias tales como: “Chicos muy mal la posta, vayan y agradezcan a menganito el no haber clasificado”, o bien “Los rivales son bravos, pero si salimos a la cancha con una buena actitud tenemos el triunfo asegurado”.
Por cierto que el tema es muy amplio, y juzgo oportuno, antes de aventurarnos en
cualquier análisis posterior, clarificar el sentido y el alcance de los términos que estamos utilizando.
Para ello debemos recurrir a ese vasto, aunque cada vez menos consultado compendio, que es el Diccionario de la Lengua Española.
Así leemos respecto de Actitud (segunda acepción): “manifestada disposición del ánimo”. Por su parte, para Aptitud leemos: Cualidad que hace que un objeto sea adecuado para un cierto fin. 2 Idoneidad para ejercer un empleo o cargo. 3. Capacidad y disposición para el buen desempeño de un negocio, industria, arte, etc.
Cuenta una historia que en cierta oportunidad había dos hombres mirando a través de las rejas de una cárcel; uno vio el piso cubierto de lodo, el otro en cambio, alzó su vista y contempló un cielo nocturno cubierto de estrellas.
Los avatares de la propia existencia, y si queremos acotarlo al ámbito deportivo, como decía el recordado Dante Panzeri, a “esa suma de imprevistos que es una competencia deportiva”, es muy difícil sino imposible prevenir lo que nos va a suceder, pero sí por nuestra propia naturaleza humana, podemos en cambio elegir la manera de enfrentar o reaccionar frente a los mismos.
Y ese proceso de elección, esa postura en definitiva, no es ni más ni menos que nuestra Actitud, la que nos levantará o nos hundirá en lo más profundo.
Eso diferenciaba a los dos sujetos del ejemplo anterior.
En el terreno deportivo, muchas veces observamos a atletas que no han sido beneficiados desde el comienzo con los mejores recursos y óptimas condiciones para poder triunfar; no obstante, son ellos lo que llegan, disfrutan de la vida y gozan de un estado de ánimo y aliento, mientras que otros tantos, con mejores posibilidades para entrenar y competir, ante el menor inconveniente, asumen una postura de víctima y de descontento.
Para el primer tipo, tenemos como ejemplos inmejorables a Diego Maradona y a las grandes estrellas del fútbol mundial nacidas en las favelas circundantes a Río de Janeiro o San Pablo, o bien como máximos de superación ante la adversidad a nuestro seleccionado de fútbol de no videntes “Los Murciélagos”, y en la natación al gran nadador paralímpico argentino Guillermo Marro. Todos ellos satisfacen plenamente la ecuación que titula este trabajo.
Del otro tipo, sobran también ejemplos a diario, solo que pasan a engrosar una enorme lista tan solo como números estadísticos, o un triste recuerdo para quienes los han conocido.
Víctor Frankl decía que “el destino no se puede cambiar; de lo contrario ya no sería destino. El hombre, sin embargo, sí que puede cambiar; de lo contrario ya no sería hombre”.
Ahora bien, ¿basta con pensar y visualizar el éxito para que este mágicamente se materialice en nuestras vidas?. Para quienes creen que sí, lamentamos profundamente expresarles nuestra opinión. La Actitud sola no basta.
¿Porqué?. Bueno, en principio porque esa actitud positiva, debe estar acompañada ineludiblemente de ciertas habilidades, talentos y capacidades, es decir de Aptitud para lograr el objetivo pretendido.
En el momento en que el deportista no alcanza el objetivo o fracasa en su intento, nace la necesidad de realizar esa elección que se transformará en su actitud para seguir su trabajo de entrenamiento y superación, para usar el conocimiento derivado del error en un trampolín para su próximo logro, o bien considerarlo como una situación insuperable y sin retorno.
Los estudiosos del tema dicen que “las malas actitudes hacen que lo que no luce bien, luzca aún peor. Las buenas actitudes generan puertas abiertas y oportunidades de oro”. Pero debemos tomar cabal conciencia de que en este punto, todo reside en nuestros pensamientos. Ellos nos conducen a la victoria o al fracaso.
Michael Jordan ha dicho: “yo erré más de nueve mil veces al cesto en mi carrera. He perdido casi trescientos partidos. Veintiséis veces me confiaron el tiro de la victoria... y erré. He fallado una y otra vez en la vida, y es por eso que triunfo...”
Por ello, es importante trabajar en aquello que podemos lograr, mejorar y capacitarnos de acuerdo con nuestra aptitud, desarrollando nuestras fortalezas, pero siempre partiendo de la base de que aquello que pensemos de nosotros mismos, será en definitiva lo que crezca dentro de nuestra mente, y finalmente se traduzca en resultados.
De esta manera la Actitud es la fuerza interior y la confianza en nosotros mismos que nos impulsa y nos moviliza para vencer los obstáculos o circunstancias adversas. La aptitud, en cambio, es la habilidad y el potencial que poseemos para encontrar una salida a cada fracaso o imposibilidad.
Tanto en la vida diaria, como en el deporte, ni la actitud ni la aptitud por sí solas alcanzan. Ambos son los términos imprescindibles del binomio para que la ecuación se cumpla, a saber:
ACTITUD (pensamientos correctos)
+ APTITUD (habilidades, dones, talentos naturales)
= ÉXITO
En este momento, y como otro ejemplo perfecto de esta presencia indispensable de ambos factores, nos viene a la mente el vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya 571, conocido popularmente como el Milagro de los Andes, ocurrido en 1972, cuando se estrelló en plena Cordillera de los Andes un avión militar con 40 pasajeros y 5 tripulantes que conducía al equipo de rugby Old Christians con destino a Chile.
La lucha por sobrevivir es una de las más prolongadas en accidentes aéreos, habiendo podido ser rescatados con vida tan sólo 16 personas, luego de haber soportado las más crudas condiciones meteorológicas en la alta montaña, unida a la escasez de alimentos, y el dolor por la muerte de sus compañeros, pero permite contrastar que esos “16 elegidos” soportaron estoicamente la adversidad, y poseían como condición innata una serie de destrezas, habilidades y talentos naturales) para volcarlos a la acción de no quedarse entre los restos del avión sino buscar una salida al problema.
Quizás, hayan tomado su situación como un partido en el cual no iban por la copa sino por su propia perdurabilidad física. ¡Lo lograron!
En definitiva se atrevieron a traspasar los límites de la dura realidad que los rodeaba, animándose a superar y a ir por más a pesar de todo, teniendo la confianza originada en el hecho de que creían poder hacer algo (actitud) y la capacidad para materializar con éxito dichos pensamientos en acciones concretas (aptitud).
Para finalizar, estamos convencidos de que la Actitud se puede redefinir, a partir de una mirada interior a nuestras fortalezas y debilidades, en relación a nuestros deseos, proyectos, ambiciones, objetivos, etc., siempre partiendo de la base de que no arribar a un determinado resultado, no es un fracaso en si mismo, sino una nueva oportunidad para corregir el rumbo y vencer el error. En cuanto a la Aptitud, aún cuando posee una gran condición innata en el individuo, también se puede entrenar para mejorarla, superarla y alcanzar la Excelencia.
Ernesto J. H. De Vuono (*)
(*) El autor es Técnico en Dirigencia Deportiva egresado del Centro de Estudios Terciarios River Plate. Ex Consejero Titular de la Federación de Natación de Buenos Aires (FENABA). En la actualidad se desempeña como Tesorero de la Asociación Civil Técnicos en Dirigencia Deportiva (A.T.DI.DEP).
BIBLIOGRAFÍA:
STAMATEAS, Bernardo. “Fracasos exitosos”. 1ª ed. Buenos Aires. Javier Vergara Editor. 2007.
AMIGUET, Luis. “Cuénteme cómo lo hizo”. Ediciones Deusto. 2005
JENNINGS, Jasón y Haughton, Laurence. “No es el grande quién se come al chico, es el rápido el que se come al lento”. Ediciones Gestión 2000 S.A. Barcelona 2001.
MANZ, Charles C. “El poder del fracaso”. Ediciones Gestión 2000 S.A. Barcelona 2002.

FUENTE. FEN.ORG.AR

5.6.09

SEAMOS UN POCO GANSOS!!!!!!!!!!!!!!!



Dos veces al años, desde Tierra Fuego, hasta la provincia de Buenos Aires, los gansos blancos o Coscoroba coscoroba (se llaman así por los gritor que emiten). viajan una distancia aproximada de 1300 Km, cruzando la Patagonia............. llegando por CHILE hasta Santiago, también se lo ve en URUGUAY y sur de BRASIL.

Es un ave muy hermosa siendo de un total color blanco puro con excepción de los extremos que son negros, (es pariente del cisne de cuello negro). El pico y las patas son de un rojo rosado brillante, los ornitólogos científicos están comenzando a encontrar que la gente común tenía razón en describirlo como Ganso.

Tal vez te interese saber porque vuelan en forma de “V”:

La bandada aumenta el 71% de su vuelo.
1) Cuando compartimos una dirección en común, podemos llegar más fácil y más rápido.

Si un ganso se sale de la formación, se da cuenta del esfuerzo y vuelve a la fila.
2) Si tuviéramos la lógica de los gansos, estaríamos unidos con los que van en la misma dirección.

Cuando el líder se cansa, pasa al puesto de atrás y otro ganso toma su lugar.
3) Obtenemos resultados óptimos, cuando compartimos trabajos difíciles.

Los gansos que van detrás, cantan para estimular a los que van delante.
3) Una palabra de aliento produce grandes resultados.

Cuando un ganso se enferma, sus dos compañeros de la formación, lo siguen para ayudarlo y protegerlo, hasta que se cure o muera. Solo entonces vuelven a la bandada.
4) si tuviéramos la inteligencia de los gansos, nos mantendríamos unidos para ayudarnos y acompañarnos.

SEAMOS UN POCO GANSOS!!!!!!!!!!!!!

8.5.09

ARMONIA BAJO PRESION


Armonía bajo presión

Reportaje a Sergio Vigil. El entrenador que Las Leonas formaron

El entrenador del seleccionado femenino de hockey sobre césped asegura que el líder es formado por su equipo y no al revés. Destaca la importancia de compartir y transmitir valores y de tener coherencia en los procedimientos. Explica su particular estilo de liderazgo en un contexto en el que triunfar es sólo demostrar resultados.

En el ámbito del management empresario, muchas veces, las buenas intenciones quedan sólo en enunciados. Las recetas que se consideran idóneas para resolver o mejorar ciertos procesos o situaciones suelen no traspasar el mundo de las ideas. Esto suele ocurrir, por ejemplo, cuando se habla del liderazgo. Algunos líderes aseguran poseer la fórmula para formar y conducir equipos exitosos. Sin embargo, no siempre es posible verlos en acción. Se quedan en palabras.

A Sergio Vigil le gusta hablar. Entrevistado, da respuestas extensas y, en muchos casos, meditadas largamente. Pero no crea castillos en el aire. Lo que dice se comprueba en la práctica.

El entrenador de la selección de hockey femenino sobre césped, que durante su gestión empezó a ser conocida como Las Leonas, habla con pasión acerca su rol y su relación con las deportistas. Y asegura que los mejores resultados –el seleccionado obtuvo cinco veces seguidas la medalla de oro en los Juegos Panamericanos, y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 consiguió la medalla de bronce– se logran jugando en equipo.

Histriónico, sensible y seguro de sí, afirma que el conocimiento técnico es importante pero que vale poco si las personas no comparten valores fundamentales como honestidad, esfuerzo y compañerismo. Aunque no reniega de su papel de conductor, destaca insistentemente que poco podría hacer si no estuviese sostenido por un equipo que trabaja como tal.

Admira a Marcelo Bielsa (ex director técnico del seleccionado argentino de fútbol) porque es “coherente en los procedimientos”. Busca ganar pero no a cualquier precio y brinda las mismas oportunidades a todos los jugadores. Y señala que el mundo, como tal, no trabaja en equipo sino en su destrucción.
A los 39 años, este profesor de educación física y ex actor, se prepara para dejar el lugar que lo hizo público y que ocupa desde 1997. Antes de hacerlo, habló con En Línea.

¿Cómo describiría su filosofía de trabajo?

Está sustentada en valores. Para poder ganar en la vida hay que estimular los valores que tenemos dentro, despertar los potenciales que hay en cada ser humano.

¿Y su estilo de liderazgo?

Es de servicio y con mucho feedback. El conductor debe servir a sus dirigidos. Liderazgo es entrega, escucha y crecimiento constante.

¿Cuáles son esos valores que hay que despertar?

Perseverancia, humildad, solidaridad, esfuerzo, espíritu de lucha, tolerancia, compañerismo, alegría, convicción, respeto, compromiso y honestidad. Imaginemos a una persona o a un grupo con estos valores en este mundo donde todo se mide según los resultados. ¿No tiene más posibilidades de ganar? Muchas veces uno se preocupa por capacitarse técnica o estratégicamente pero si eso no está sustentado por valores esenciales, no se rinde al máximo.

¿Esta visión la mantiene desde que ejerce un rol de liderazgo?

A los 12 años estaba en la cancha del Club Ciudad de Buenos Aires mirando el entrenamiento de hockey de primera división de varones, que era, en ese momento, la camada de oro. En ese equipo había siete jugadores en la selección. De repente se desviaba mi atención al líder. Me di cuenta de que quería llegar a ser jugador de la selección pero que había algo más fuerte: me impulsaba observar cómo conducía el entrenador. Terminaron de entrenar esos muchachos y vino un grupo de cinco chicas. Era la primera división de mujeres. El equipo no tenía la jerarquía que tiene ahora. Entrenaban solas. Un equipo tenía todo y otro no tenía nada. Las miré y pensé: “Algún día voy a entrenar a esas chicas y van a ser felices, valoradas y campeonas”. Ahí nació un estilo.

“El conductor tiene que estar cerca y conocer a la persona. Tiene que involucrarse muy respetuosamente. Sino no se conduce al lado.”

¿Ese estilo alguna vez chocó con alguien?

No de los grupos que conduje. Sí existieron personas que pensaron que era muy romántico y que cuando iba a comenzar con el seleccionado me invitaron a desarrollar un estilo diferente. “Mirá Cachito, tenés que replantear tu estilo porque a vos te encanta formar grupos unidos, con mucha pasión, con inteligencia para vivir, pero el alto rendimiento es la selva, resultados”. Me querían convencer de que no era posible obtener buenos resultados y valores esenciales a la vez ya que una cosa se oponía a la otra. Y en mi corazón y en mi razón siempre pensé que no era así sino lo contrario.
También dijeron que era difícil formar un grupo unido de mujeres de alto rendimiento porque todas luchan por su lugar. Decían: “No les des muchos conceptos, poquitos, uno o dos”. Invitaban a hacer poco camuflado en el mensaje de la simpleza. Además, afirmaban que las mujeres no tenían la pasión por el deporte que tiene el varón. Esas fueron las cosas que me fueron llegando. Pero uno de los objetivos fue que el equipo fuese el más unido, apasionado e inteligente para vivir del planeta.

“Los valores no se imponen, los van generando los conductores y los propios jugadores a través del ejemplo, de la acción de cada día. Y las personas que entran a un equipo que tiene valores se terminan contagiando.”

¿Cuánto tardó en amoldar las cosas a su visión?

Este es un estilo de conducción en el que uno está al lado del conducido. Costó dos o tres años obtener una comunicación fluida o espontánea. Muchas veces las personas tienen miedo de comunicarse porque creen que una diferencia conceptual o filosófica las puede alejar del equipo. Cuando se terminó de romper esa idea los resultados fueron notables. De hecho, desde 1997 hasta el 2000 no obtuvimos ningún título. De allí en adelante vinieron todos.

¿Cómo logró que le tuvieran paciencia durante esos tres años?

Obteníamos resultados porque la Argentina se ubicó entre los primeros cuatro equipos del mundo durante tres años y medio seguidos, cosa que no había ocurrido nunca. Había resultados numéricos pero fundamentalmente se perseguían objetivos que eran más importantes y que, en definitiva, eran los que conducían al resultado de número: los de crecimiento. Día a día el equipo creía en el juego y en la comunicación como referente de una forma de sentir el deporte y jugarlo. Habla de la inteligencia para la vida. Eso es algo que va más allá de la relación entre el entrenador y los entrenados.

¿Alguien podía sentir que pasaba el límite de lo laboral?

El conductor tiene que estar cerca, conocer a la persona y saber si está contenta o angustiada, viviendo un momento familiar difícil o bueno, si puede llegar a fin de mes o no, si está siendo feliz con lo que hace o no. Tiene que involucrarse muy respetuosamente. Sino no se conduce al lado. Nunca me metí en un lugar que no me correspondiera. Traté de ver qué había detrás de la retina de las personas. ¿Tristeza, alegría, angustia, sueños, deseos? ¿Qué está pidiendo? ¿Acercamiento, distancia, que se le saque presión? Lo que valoramos más en nuestro grupo no es sólo la enseñanza, técnica, táctica o conceptual –que es muy importante y debe ser de nivel muy alto– sino la que permite la llegada profunda.

¿Qué pasa cuando una persona que selecciona no comparte los mismos valores?

Una Leona tiene que tener espíritu de Leona. Los valores no se imponen, los van generando los conductores y los propios jugadores a través del ejemplo, de la acción de cada día. Y las personas que entran a un equipo que tiene valores se terminan contagiando. Cada persona tiene diferente temperamento y, a veces, hay personas que son más fáciles, otras que son menos accesibles y otras con quienes hay que buscar la forma de entrada.

¿Cómo conviven las grandes individualidades con los valores de equipo?

Las grandes individualidades son ejemplo. No hay que temerles sino fomentarlas. Luciana Aymar tiene casi todos los talentos, Mercedes Margalot el de la garra, esfuerzo y convicción, María de la Paz Hernández el de estar en el lugar justo en el momento justo. Son 16 individuos que tienen dones individuales que se aprovechan. La persona individualista no va a ser parte del equipo porque tal vez elija otro deporte. Y si ocurre eso se charla con esa jugadora y se la invita a tomar otro camino. Una, dos o tres veces.

¿Qué es más motivante: luchar para llegar a ser primero o mantenerse en el lugar deseado?

Ambas cosas en ese orden, porque primero hay que luchar para llegar al primer lugar. Están los que buscan llegar a ser el número uno en el ranking y los que buscan ser constantemente los mejores en lo que hacen.

¿Cómo se hace para que la motivación no pase a ser presión?

Formando equipos de trabajo. Así se distribuye la presión. Teniendo a los mejores exponentes en el grupo, definiendo roles y funciones, delegando, confiando, incluyendo personas con diferentes características pero con la misma esencia en los valores. La presión va a existir. En 1999, la psicóloga del equipo lo observó en un entrenamiento y me dijo: “Cachito, este es un equipo de leonas. Se potencia ante la presión”. Todavía no se llamaban “Las Leonas”. La presión debe ser convertida en desafío. Para enfrentar los desafíos no hay que tener una sola meta grandísima sino ir logrando pequeños avances que nos refuercen la autoestima y nos incentiven a seguir hinchando por la gran meta. Cuando llegamos a ella empieza a aparecer otra y siempre seguimos en la búsqueda.

¿Qué pasa cuando no se tiene energía?

Hay que apoyarse en el propio interior y en los compañeros de trabajo.

¿Cómo se prepara para dejar su rol?

Traté de ser un líder que no generase dependencia. Se trata de darle a un grupo alas para que pueda seguir volando y que sepa que sus posibilidades de crecimiento son inagotables más allá de la persona que lo conduzca. Las Leonas hicieron al líder y no al revés. Sergio Vigil tenía algunas cosas naturales, como espíritu, sueños, energía y conocimiento técnico pero al líder lo formaron las jugadoras.

Por otro lado, preparo al grupo con alegría. De la misma manera que ellas me ayudaron a crecer van a ayudar a la próxima persona que venga. Lo importante es que esa persona tenga valores, espíritu y entrega. Con la entrega de las chicas se va a ir potenciando y, después, les va a poder brindar su propio potencial. Se irán retroalimentando.

¿Cómo se pelea contra las ganas propias de perdurar?

Con solidaridad e inteligencia. Nadie es indispensable. Para conseguir cosas hay que involucrarse y para conseguir más hay que distanciarse un poco para tener perspectiva. Esto no significa retirarse con la gloria de los resultados sino en el momento justo en el que puede empezar un declive en las posibilidades de crecimiento que se le da al equipo. Hay que alejarse, capacitarse, nutrirse, cargarse de energías para poder volver a dar… ya no sé si a este grupo, tal vez a otros.

En el terreno de la capacitación siempre se buscan innovaciones. Acercar oradores de diferentes ámbitos del conocimiento, como del deporte, a las empresas es una de ellas. Si bien para algunas firmas contratar oradores famosos es una alternativa cool y divertida, muchos profesionales se esfuerzan para que su exposición no pase sólo por lo anecdótico.
Sportcases es una compañía que utiliza casos deportivos y protagonistas del medio para brindar productos y servicios de capacitación y planes de motivación y de relación. Además de Sergio Vigil, entrenador de Las Leonas, cuenta con varios directores técnicos de selecciones nacionales.
“Tratamos de establecer analogías conceptuales entre el deporte y la empresa a través de experiencias deportivas.

Muchas veces pasa que hay grandes teóricos en el mundo que nunca estuvieron en el campo de juego. Me parece que es tan importante la teoría como la experiencia, pero que la teoría sin la experiencia no es importante”, dice Vigil.

“Se busca un punto de encuentro conceptual para llevar la experiencia deportiva, más práctica, más visible, al día a día de la empresa. También se lleva el tema de los valores deportivos a la compañía: todos buscan ganar, pero no a cualquier precio. Lo importante es cómo. Y, por último, se pretende establecer una analogía emocional. Detrás del conductor de grupos, del jugador, del empleado y del gerente está la persona. Somos personas que cumplimos determinado rol.

Tenemos emociones y sentimientos que no se pueden dejar de lado. El deportista y la persona que trabaja en una empresa tienen algo en común: hay un tiempo en que realizan una actividad y otro tiempo en que salen y se encuentran con sus afectos. Y en eso también tratamos de establecer analogías. Muchas veces se capacita desde el concepto y los valores, pero muy poco desde la emoción y los sentimientos. Entonces se pierde una parte muy importante del ser”, describe.

Enviado por Ernesto De Vuono

1.4.09

PREPARADOS, LISTOS........ A COCINAR!!!

FUENTE: MATERIAL PARA ENTRENADORES DE RUGBY
http://www.difusionurba.blogspot.com/

El siguiente es un articulo hecho llegar a nosotros por Jon Reca del Club Atlético San Isidro, actualmente radicado en Barcelona a quien mucho agradecemos por su aporte al Blog.


PREPARADOS, LISTOS... A COCINAR !
Relacionar un programa de TV como “Preparados, listos… a cocinar!” con el coaching de rugby puede parecer un poco exagerado. Sin embargo creo que podemos aprender más cosas ahí de lo que imaginamos. En el programa, dos Chefs compiten entre sí en un limitado espacio de tiempo para crear los mejores platos que puedan, a partir de ingredientes que les serán revelados justo en el último momento. Cuando las bolsas rebosantes de materiales crudos son volcadas sobre la mesada, cada Chef dispone de breves momentos para examinar los contenidos antes de decidir lo que va a elaborar con ellos. Cuanto estos talentosos y creativos Chefs describen sus primeras incursiones en la cocina, a menudo dicen haber estado “fascinados” en los primeros tiempos, de “disfrutar” trabajando con los alimentos e ingredientes y del “amor” por “crear algo con sus propias manos”… Naturalmente, llegados a un cierto nivel, su pasión fue conducida hacia líneas más regladas; bien sea por entrenamiento formal o por a rigurosa disciplina que significa trabajar en el ambiente de un restaurante – de todas maneras, lo importante es que el propósito de éste trabajo técnico fue de alimentar la “chispa” que ya traían consigo mismos.

Semejante tipo de entrenamiento realza la pasión y comprensión del aprendiz en lugar de reemplazarla. Deduzco esto como la esencia del desarrollo efectivo – una verdadera destreza es mucho más que una mera habilidad técnica. Cuando los Chefs, arriba mencionados, ven el desafío planteado por los ingredientes revelados; ven posibilidades y potencial, en vez de maldecir su suerte por no poder continuar con una receta preestablecida. Su calmada reacción ante las circunstancias imprevistas está basada en el reconocimiento de los Principios de la Cocina – los conceptos de su disciplina los guían a través de situaciones que, a pesar de no haber sido practicadas directamente con anterioridad, se remontan atrás hacia una comprensión de “lo que aquí podría funcionar bien es….”Personifican una mentalidad de abundancia, enfocada hacia lo disponible en el momento preciso; como opuesto a lamentarse en el “Aah!.. si hubiese tenido tal o cual ingrediente, hubiese sido perfecto…”Es interesante destacar que el método inicial para el desarrollo del innato interés que tienen los jugadores en el juego del rugby está excesivamente enfocado en el desarrollo de habilidades técnicas. Desafortunadamente, muchos coaches y educadores, particularmente en las etapas cruciales del desarrollo de niños y adolescentes; consideran que su rol debe ser el de un instructor con responsabilidad para corregir faltas.
Este fallo, para nutrir la comprensión real del juego, puede conducirnos hacia robóticas y estériles actuaciones que caracterizan muchos partidos que podemos apreciar en la actualidad – una cadena de producción de fases sin producción real y poca evidencia de que los jugadores involucrados posean la habilidad (como nuestros Chefs) para ver y reaccionar ante lo que tienen por delante, y hacer lo mejor con lo que tienen. Demasiados coaches y educadores enfocan la atención de sus jugadores hacia los detalles: los factores clave de una receta rígida donde, si todo está medido al milímetro, el resultado es siempre predecible… Con demasiada frecuencia, los jugadores son condicionados a ‘hacer correctamente la cosa’ en oposición a ‘hacer la cosa correcta’. Temo que todos nuestros ejercicios, patrones, cantos de jugadas y competencias técnicas tal vez estén simplemente suministrando una elaborada guarnición…¡para un pescado podrido!
Imaginen jugadores que comprendan no sólo las llamadas si no también el concepto, que trabajen en los Principios más que con los patrones; y que vean oportunidades potenciales en vez de escasez. Es la diferencia entre ‘conjurar algo de la nada’ y medir ingredientes específicos en cantidades precisas para un resultado predeterminado. Debo dejar aclarado que nada de lo mencionado tiene la menor intención de tirar el trabajo técnico por la ventana. Meramente sugiero que si la educación del jugador está basada sólo en la ejecución precisa de patrones de movimiento, entonces es altamente probable que:


a) cuando se encuentren en situaciones en que existen más de una opción disponible se inclinarán, a pesar de todo, con lo ya ensayado.


b) el éxito estará basado en la ejecución perfecta, en vez del efecto causado en la posición. c) cuando enfrentados a desafíos imprevistos, ellos intentarán ‘aferrarse a la recetas’


d) los análisis de actuación se enfocarán en el cómo y en el qué se hizo… en lugar de al porqué lo estamos haciendo.
Siempre me fascinó observar equipos jugando a los juegos espontáneos y con “chispa” que evolucionan antes del comienzo de los entrenamientos. Mientras el coach va colocando uno a uno los conos de colores, sacos y escudos; los jugadores despliegan una libertad e inaudita creatividad no vista en los partidos “reales”. Hay una exploración colectiva a medida que cada situación se desarrolla, con compañeros de equipo que se animan unos a otros para atacar el espacio, mover la pelota y aprovechar la ocasión para ‘mandarse’… ¿Nunca vistes a tu pilar hacer un pase revertido por su espalda al segunda línea, que a su vez deja un pase por detrás del hombro para su medio scrum que corre y hace try bajo los palos?
Observe estos juegos anteriores al entrenamiento, ¡y lo verá todo el tiempo! En esta atmósfera todo está encendido y cualquiera puede hacer que sucedan cosas porque, fundamentalmente, sea éste un grupo menores de 8 años o la selección nacional… ¡a los jugadores les encanta jugar !En tales momentos, el rugby es menos acerca de ejercicios aprendidos o jugadas cantadas y más acerca del juego en sí mismo… correr hacia delante, atacando el espacio y pasando a los apoyos. Observe cuando el coach hace sonar el silbato, la risa de los jugadores se esfuma de repente y comienzan al trote lento para empezar el ejercicio de ruck – “…Se acabó la fiesta muchachos: ¡ es hora de entrenar”Por supuesto que el negocio del rugby puede ser muy serio – en el juego profesional, ambos costes y beneficios, son enormes; y aún a nivel amateur el juego puede sufrir irreparablemente si un club pierde demasiados partidos y la gente local comienza a desplazarse hacia otros lugares. De todos modos sugiero que son éstos, elementos claves del juego, exploración, riesgo y libertad; los que sostienen la clave para el futuro atrayente del rugby como deporte, y por extensión, buen negocio comercial. Con tantos intereses en juego, la tendencia corriente en el rugby es cometer el mínimo de errores posibles y arriesgar también lo mínimo posible. Un conjunto impresionante de especialistas son reclutados para asegurar que los jugadores estén técnica y físicamente a punto, con cada faceta medida y dividida, programada y decidida. Hay como una adhesión casi religiosa hacia las jugadas pre-establecidas, que han sido grabadas en el alma de los jugadores en un pacto colectivo de ‘adhesión al plan de juego’. En estas situaciones, parece haber poco lugar para la libertad de los juegos espontáneos; sin embargo creo que alguna forma de equilibrio es absolutamente vital y necesario. Si los jugadores entienden el rugby sólo mediante las rutinas y sistemas establecidos, estarán mal equipados para encontrar su camino en las siempre movedizas arenas que algunos oponentes les pondrán por delante. Por esto creo que estamos en peligro de desarrollar jugadores que son muy buenos en DUPLICAR patrones, pero muy mediocres en NAVEGAR alrededor de los problemas.Recientemente, conversando acerca de éste tema con unos “colegas”, les hice la siguiente pregunta: ¿Si fuera usted a hacerse cargo de un equipo que desconoce pero que tuviese que salir a jugar a la cancha en diez minutos, qué clase de cosas les diría en los pocos minutos disponibles que le quedan en el vestuario? - Ninguna respondió que les hablaría a nivel técnico. Nadie les diría: “lleven la pelota en dos manos”, “miren al blanco” y “acompañen el pase con brazos, muñecas y los dedos extendidos”… En cambio, acordamos que dado el limitado tiempo e información disponible deberíamos hablar a los jugadores en términos de conceptos amplios – ‘intentemos seguir yendo hacia delante’… ‘apoyémonos unos a otros más de cerca o busquemos una posesión más controlada’…Idealmente, en sus intentos para lograr alcanzar estas cosas, los jugadores también demostrarán precisión técnica. Sin embargo, enfatizando la esencia de nuestra deseada performance en lugar del detalle, cada jugador entra en la cancha con los PRINCIPIOS Y CONCEPTOS DEL JUEGO actuando como balizas guía o referencias; en vez de estar echando vistazos a lo largo de una ruta pre-planificada. Por supuesto que éste es un ejemplo extremo, pero de todas maneras me da la impresión que existe bastante discrepancia entre la cantidad de trabajo que un coach realiza a lo largo de la temporada para desarrollar la comprensión de los Principios y Conceptos del juego en los jugadores, y de cuánto énfasis pondrían en estas cosas si solo tuviesen unos pocos minutos para discutir de lo que el juego realmente trata.

Me propuse en este artículo destacar las trampas y dificultades de una obsesión con el detalle técnico, y con la desatención y negligencia hacia la Comprensión Conceptual del juego. Haciendo esto creo que estamos apagando la “chispa” en nuestros jugadores, negándoles la oportunidad de explorar realmente el juego. Debemos reconocer la diferencia fundamental entre, por un lado, delegar responsabilidades en los jugadores para que actúen; y por otro, POTENCIARLOS para que jueguen.

Tal reconocimiento implica alejarse de la experiencia centrada en el coach, inclinándose más hacia una centrada en el jugador. Nuestros jugadores podrían ser más parecidos a los Chefs del programa “Preparados, listos…¡ a cocinar!” si los coaches y educadores pusiesen por un momento la vista más allá de los ejercicios y técnicas, concentrándose más en jugadores pensantes que jugadores actuantes. Cada jugador ingresa en el juego con una idea acerca de cómo pueden ir las cosas – su mente repleta de llamadas, patrones y técnicas que funcionarán si todo está planificado. Es cómo se las arreglan frente a lo imprevisto lo que distingue a los grandes jugadores (y coaches) de los demás.Cuando la bolsa repleta es volcada y una palta cae rodando sobre la mesada… los Chefs miran, sonríen y se ponen a trabajar.

Colin MoranOficial de Desarrollo IRFU
- Unión Irlandesa de Rugby 2005 -


Traducción y adaptación: JON RECA

13.3.09

INTERESANTE

Queridos papás : los invitamos a tomarse un tiempito para disfrutar de la entrevista a Marcelo Roffe y Alfedo Fenille, autores del libro "MI HIJO EL CAMPEON" sobre las presiones de los padres y el entorno:

ingresar a: http://www.youtube.com/watch?v=B3YsrLLO3Ls